...que se
esconda el año y termines de recoger la siembra de las últimas palabras
plantadas en el desfiladero de tus sueños. Que sea un año lleno de decisiones
importantes, con idas y venidas, de plantar y regar mucho, de briega constante
y sorpresas, muchas sorpresas, llenas de brotes tiernos.
Que
dejes atrás proyectos eternos, que tires por la borda las cajas de sueños que
te quiten el tiempo en forma de espejismos. Que calmes tus dolores en la
creación y el llanto. Que acabes exhausto lo que más te gusta, bailando al
borde del abismo, tirando sobre la bocina, robando horas al sueño. Valdrá la
pena.
Que
plantes semillas en mentes jóvenes, mayores, niños y defiendas con esmero la
posición que yo nunca me creo a pie juntillas, pero que cada vez más ofrezcan
ventanas hacia cualquier parte. Que sea
el próximo año, en definitiva, un año en que pelees contra diferentes goliaths
y no consigas ponerlos de acuerdo hasta bien llegada la madrugada.
Que
intentes cerrar heridas abiertas, unas a base de abrirlas, qué paradoja, y
otras a base de enterrarlas y poner un enorme cartel de NO TOCAR hasta nuevo
aviso. Un año para que derrames todos tus vasos de medias tintas, pero a fin de
cuentas un año muy vivo, con instantáneas casi eternas, uno de los más
inspiradores ¿Quién da más señores?
Que
viajes lo más posible, pero que cada una de tus escapadas tengan un sabor especial. Que no
renuncies a ser feliz, con la libertad de mirar de nuevo que otros caminos son
posibles y que hagas malabares aún a riesgo de saber que una bola más de la cuenta
pueda echarlas todas abajo.
Y al
final del camino, que es el principio, te deseo aroma de vino, frases que hacen
cosquillas en el desierto, palabras desnudas en el recuerdo y lunas, y
estrellas por estudiar a conciencia para seguir contando historias.
Te deseo...
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