domingo, 29 de septiembre de 2019

¿Pero qué coño te pasa?


El clima, ese plato de pasta que se está pasando delante de nuestras narices, está entrando en fase de recalentamiento y tú ¿a qué te dedicas? ¿Qué está pasando por esa cabeza? ¿Cuándo vas a bajarte de esa carrera de fondo hacia no se sabe dónde? Es obvio que quiero hacerte sentir culpable, que quiero romper un plato de porcelana en tu cabeza aún a riesgo de saber que el único perjudicado será el plato… escribo esto descargando de una forma semiautómatica toda mi furia sobre un teclado deseando que lo leas y te pongas a contar toda la basura que generas hasta llenarte los bolsillos con tu propia mierda, que no arregles los problemas del mundo desde una barra mientras sigues trabajando para un sistema que puja por destrozarte y que te metas las colillas en el culo cuando fumes en la playa, así le adelantarás trabajo a tu colon…

Probablemente esta sea la reflexión más ácida que hago, probablemente tenga poco de reflexión y mucho de víscera, probablemente… hay días en que quiero ver arder el mundo… y es eso justo lo que pasa y resulta que a estas alturas quizás no haga tanta gracia esa mítica frase de Ilsa Lund a Rick Blaine que dice “El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos” porque por lo que yo he podido ver en las calles hay sitios donde ni siquiera parece que el mundo se derrumbe o tenemos tanto miedo al desastre que nos quedamos agazapados en las madrigueras, con los televisores y videojuegos a toda mecha y nuestros deseos tan vestidos de domingo, tan escasos de sueño y patria que a veces me da la sensación que es más fácil ser malo que bueno, mediocre que excelso, y que el consciente en su ímpetu por florecer pierde la batalla y la vida y va desabrochando poco a poco su alma sobre cualquier cañería. Y al final parece que por más alto que saltes otros estarán siempre mirando hacia otros lados, la mitad de las veces a una jodida pantalla.

 Al final de la escapada seguiré buscando ese infierno florido, esa vulgar disidencia de cielos estrellados y ojos brillantes de sueños idealistas, que al final lo que no te mata te hace más fuerte, y que el futuro ya puede venir a buscarme con sus inexorables manijas de hierro y cristal que aquí lo espero palabra en ristre, la mirada encendida, la barbilla levantada y no estoy dispuesto a regalarle un segundo de desidia.

Beatus ille que encuentra su locus amoenus, ya que Tempus fugit, así que Carpe diem, porque Memento mori,  y como alea iacta estgaudeamus igitur, Hic et nunc porque forest fortuna adiuvat y aunque Amor omnia vincit recuerda que Ars longa, vita brevis y que amare et sapere vix deo conceditur.

Si piensas que no puedes cambiar nada ya has perdido la batalla, si sólo buscas lo que te conviene ya has perdido la consciencia.