domingo, 14 de febrero de 2021

Entrando en la madriguera

 Un nuevo reto, un nuevo viaje al interior de la madriguera del conejo. Hace muy poquito empecé a hacerme cargo del club de lectura virtual de la biblioteca de San Roque. El primer libro para comenzar, un clásico, Alicia en el País de las maravillas. Y qué mejor forma de recordarlo de nuevo que viviéndolo en mi propia mente por lo que me lancé sin ninguna duda a juntar a una panda de locos, escritores todos con los que llevo algún tiempo coincidiendo en partidas narrativas on line, para proponerles la locura máxima de invitarlos a una merienda de locos.

La acogida a la propuesta fue tan abrumadora que junto a otros doce sujetos, conmigo hacemos la cifra de trece, hemos empezado a rememorar la merienda de locos en la que el Sombrerero, la liebre marcera y el Lirón, estaban castigados por un Tiempo indeterminado. ¿Cómo jugamos? Como si fuera una obrita de teatro o como si fuera una clase de escritura. Cada jugador es un personaje del mundo de Alicia, de los existentes, como el Gato de Chesire, el Caballero Blanco o la misma Alicia, o totalmente inventados como la flor Camelia, El hada de los Vientos o el Señor Teapot Stafford, sí, este último una tetera que habla en verso.

Con estos personajes se empezó una merienda donde el Sombrerero los recibía apesadumbrado y sin ganas de atenderlos si no fuera por la genial Cosinerra que se hizo cargo de que a nadie le faltara ni un té, un chocolate o un platillo de leche. Hasta que el Conejo Blanco, siempre con prisas, avisó de que tenían que hacer algo para despertar al Sombrerero, un enigma, una adivinanza, algo antes de la llegada de la Reina Roja que pintaba el valle de rojo con la salida de todas sus tropas.

Entramos en la segunda etapa de este viaje, con nuestros protagonistas jugando a construir una bola de nieve de palabras (un juego de escritura elaborado por el club de escritura potencial creado por los franceses R. Queneau y F. Le Lionnais) Donde ya se empieza a ver el nivel de interpretación y al mismo tiempo de escritura de todos los jugadores, porque precisamente cuando somos capaces de matizar perfectamente todo lo que queremos explicar, y lo pasamos por el tamiz de la inteligencia, entonces y solo entonces seremos capaces con la misma escritura de interpretar y expresar los estados de ánimo que indiferentemente del de su usuario, tiene nuestro personaje.

¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Primero fue la inteligencia creadora, el chispazo primigenio para crear el alfabeto, a partir de ahí llegaron las canciones y con ellas las partituras, y de ahí el teatro y cualquier otra representación artística. Pero en la cúspide de la pirámide la palabra y sólo a través del dominio de ella se puede hablar de la evolución de una civilización. 

¿Que me deparará este viaje a Wonderland? Estoy deseando completarlo, y vivirlo en compañía para contarlo, como se disfrutan las mejores cosas...