viernes, 17 de mayo de 2019

oh, capitán, mi capitán...


Hoy no hay consuelo ni en palabras de Whitman, ni Weir, ni Williams... en la tacita también tenemos un poeta, un capitán, un peregrino, una eminencia. El carnaval se queda huérfano y medio, los ladrillitos del falla no lucen hoy tan rojitos y la luna ni se enteró de que llegó la oscura noche del alma.

Ya se marcha el veneno de las fiestas a la tumba de los tiempos y deja la calle desierta, el corazón templado, el futuro incierto. Como en sus manos la mafia nunca fue tan justa, los pobres tan ricos, y los del sur tan del sur.

Me han dicho que la locura es el peor de los males que te condena a arrastrar cadenas y el que no arrastra cadenas no cree en el cielo inmenso de los pobres, no ama la calle y no peregrina hasta el corazón de su pueblo para terminar siendo inmortal como él lo es dentro de un pasodoble interminable.

Dicen que pueblo que canta espanta sus males… así que sigamos cantando, y sobre todo sigamos afilando la pluma porque se fue un estandarte de la palabra, de la ironía y de pasárselo todo por la torre de preferencia.

Si caminito del falla el corazón te palpita, la puerta estaba cerrada y tú que estás ahí mirándome tal si yo fuera un loco cantando al templo de momo deberías saber qué el mundo se divide en dos, los que sacrifican la palabra libertaria porque piensa que la murga que se calla y no dice lo que siente sienta bien a los poderes y hay quien hace suyos los últimos versos del capitán veneno.

Ya solo decir de corazón que si alguien aquí se molesto… pues que le den por culo… yesterday ¡yeah es mi ley, come on baby con los yesterday!