sábado, 28 de enero de 2012

Ese juego llamado Scrabble...

Me he preguntado varias veces en mi vida qué era ese juego y cual era su uso y hoy, precisamente hoy, he desparramado sobre la mesa todas esas respuestas que me he dado a lo largo de los años como si fueran viejas postales rescatadas de varios viajes.

Solo quiero hacer un recuento de pasada antes de devolverlas al cajón así que vayamos a ritmo de crucero. Es una montaña de nuevos términos que se te anclan en la retina, un revoltijo de letras a la hora de la siesta, un golpe de estado en el hemisferio izquierdo del cerebro, un sauce que despliega sus letradas ramas mientras Didi y Gogo esperan, un cuadrilátero de cultura compartido por dos sabios púgiles o, quien sabe, un laberinto donde encierras al minotauro con ingenio. Por desgracia también es una herida abierta cuando te hacen 100 puntos de sutura o las vocales salen todas juntas de paseo.

Reconozco que cada partida es como escribir un diccionario en blanco donde cada palabra tiene su precio y solo el azar decide cuanta calderilla tienes para tu próximo envite. O como un ritual de taumaturgia con el exquisito cadáver de Apollinaire o Tristán Tzara.

¿Y qué conseguimos con eso? Un buen poso de lo visual y lo lingüístico. Un espejo donde maquillar fino tu intelecto y, aunque parezca sólo un juego, es como un niño listo que llama a su primo RAE, el de zumosol, para que venga a exprimirle el jugo.

Puede ser todo eso y muchas cosas más, pero es ante todo una necesidad de las palabras del otro.


Pero el juego aún no acaba. En mi última partida con el fantasma de Cortázar (llevamos años con ella porque el bueno de Julio siempre intenta colarme palabras de su invención) me ha salido esta serie que tengo que encajar de la forma más soberanamente posible o dar la partida por perdida. Compartiré el botín con el que me coloque la palabra con la cifra más alta de puntuación posible.

Tengo otra partida pendiente con Lewis Carroll pero es que en inglés me da miedito (eso sí, le he advertido que no puede usar palabras maleta).

jueves, 19 de enero de 2012

El don de la espontánea ubicuidad



Debido a la imperiosa necesidad humana, y en especial de mi entorno, de conseguir más tiempo para seguir haciendo cosas y, por supuesto, las horas muertas de delirio insomne me han llevado a hacer un pequeño artificio de andar por casa.

Gracias a mis artimañas de demiurgo de barrio he creado sue generis este, como podríamos denominarlo sin parecer excesivamente ambicioso, Máquina de la Espontánea Ubicuidad.

Con él podrá hacer realidad su deseo de quedarse descansando mansamente mientras un Doppelgänger igual de efectivo que usted se parte los cuernos contra la humanidad y regresa a casa con el sueldo ganado, el pan comprado, con ganas de hacerle la cena y calentarle los pies. Sí, todo es tan onanista como se está imaginando.

Para el experimento, en fase Veta, he usado un pequeño ser mitad pelusa, mitad bola de billar que andaba pululando debajo de la cama. El resultado no ha sido todo lo satisfactorio que deseaba en un principio. El ser, llamémosle Equis, ha empezado a duplicarse sin control y creando clones inexactos al original por lo que cada cual admite unas cualidades diferentes, y más bien pocas.

Hasta el momento la máquina no es apta para el uso con humanos por lo peligroso del resultado pero ya os avisaré, cuando se quede pulida, y veréis que clones más guapos os hago. No obstante si alguien en lamentable estado mental quiere ser el primero en probarlo no ofreceré resistencia, ni reparo.

En principio, y en vistas a conseguir fondos para seguir investigando, vendo Equis a todo aquel con suficiente síndrome de Diógenes como para guardarlo, mantenerlo e incluso quererlo. Los hay muy variados: uno muerde, otro dibuja, aquel duerme, otro lo chupa todo (este igual me lo quedo), y aquel de allí hace la cena (sándwich mixto, sólo sándwich mixto).

Para más información consulte el dibujo y haga su pedido totalmente gratis a flauro@gmail.com , con donativo VOLUNTARIO, y recibirá un Equis en su correo hasta fin de existencias, o de mi existencia.

Un saludo.

jueves, 5 de enero de 2012

Los reyes no son para los niños...



Ya vienen los reyes magos… y si son los que yo me imagino, este año no traen ni oro, ni incienso, ni mirra. Ni siquiera traen regalos, que es una manera más de atarnos al mundo material que tan poca falta nos hace. Mis reyes magos, son magos de verdad, sus coronas no son de oro con rubíes pero lo que traen en ellas son los atributos más importantes para la humanidad.

Melchor trae una Corona de Musgo sobre la que crece el árbol de la vida, sus frutos no florecerán hasta mayo, pero traen la consigna de la salud. Sus manos desprenden el calor que ablanda los músculos y relaja las espaldas castigadas.

Gaspar viene equipado con su Mitra de Picas, es el encargado de repartir justicia, de doblegar al poderoso, de equilibrar las balanzas injustamente desniveladas. Porta su espada cuyo fin es la pluma con la que escribe la historia de los que deberían ser desheredados de la sociedad.

Baltasar viene ataviado con su Cetro de Ideas, repartiendo a todos grandes dosis de previsión ante los problemas de la vida, innovación para salir adelante, creatividad para transgredir las fronteras de lo permitido y genialidad para poder indagar en la oscuridad en busca de nuevas formas de sorprender al género humano y ayudarlo a ser mejor.

Salud, Justicia y Creatividad. Estos son mis valores a desear y repartir para este año.   

domingo, 1 de enero de 2012

Ya ha llegado el 12...


...El número de los ciclos perfectos, inmutables, de la naturaleza y de la vida. Llega el 12 después de un año de recesiones, de altibajos y decisiones aberrantes. Veo desde mi pekeña torre de marfil un año de retos, de buscar lo tangible en el más abstracto vacío y de pelearle a Kronos la más mínima prórroga. Hago Inventario de deseos por cumplir, las encierro en burbujas y las guardo en mi sombrero de raíces para repartirlas entre todas las personas que han formado parte de mi pequeño planeta mecánico manejado por pequeñas ilusiones:

Doy cobijo al huérfano de gloria bajo mi ala de plumas grises. Mi humor de chistera para los que aparecen cuando hay marejada. El Agua de la Vida para los que nadan en el placer de unas cañas. La guadaña del afecto a los segadores de mi ira. Mis ojos rojos para los que quieren ver hacia dentro. Palabras y más palabras a los que tienen la boca sellada. Todo oídos para los que le quedan muchas cosas por decir.

Doy mi curso de vuelo a los que quieran hacer volar su nave. Las cartas bocarriba a los que juegan a sonreír. El Do de pecho a los que trabajan con pentagramas de colores. Fotogramas sin protagonista para los adictos a la cámara. La ruleta rusa a los que cambian balas por besos.

Por último regalo granos de arena para los que tienen agendas ajustadas, un porcentaje de acciones para los que kreen en mis sueños venideros, un trozo de césped en un planeta lejano donde poder andar descalzo, una porción de lokura a los que habitan en el lado de la razón.

Todo esto esparcido por el aire para hacer germinar las semillas del devenir. Cada cual puede escoger la burbuja que más cerca le caiga o buscar la suya en mi chistera. La trastienda está abierta todas las horas del año.

Feliz comienzo de año, que el 12 sea recordado para siempre.