Entiéndase
antes de seguir que hablo desde un punto de vista relativo y por supuesto
respetuoso, de las condiciones planteadas por esta crisis sanitaria y por
supuesto de valores, un tema que me fascina por lo escabroso y polémico que
parece cuando lo sale a la luz.
No es
lo mismo estar confinado en Madrid que en Cádiz, En china que en Italia, en un
piso de treinta metros cuadrados que en una casa con jardín, solo que
acompañado, conviviendo con personas de riesgo que sin ellas, con pareja que
sin ella. Todo, absolutamente todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes
relativos y por ello predisponen a actuar de una forma o de otra.
Por
ello, y dado que vemos las redes colapsadas de propuestas musicales, visuales y
colaborativas yo quiero hacer una invitación a la reflexión, a parar, respirar,
mirar hacia dentro y hacernos esas preguntas que el día a día no nos deja o no
queremos hacernos… y soy consciente que hay gente que me dirá que no está
preparada para hacerlo porque lo he recibido como respuesta en más de una
ocasión. Pero a fin de cuentas nadie está obligada a leer y si así lo hiciera
sabe que suelo estar disponible para hablar, para debatir y construir sobre las
fracturas que producen estas cuestiones.
¿Realmente
esta pausa no te ayuda? ¿Cuándo has empezado a tomarte esto realmente en serio?
¿Has pasado de la risa al llanto? ¿Eras consciente hace dos semana de que esto
que estás haciendo se estaba haciendo en China? ¿Piensas como sería esto si viviéramos
en guerra? ¿Tienes a tu alrededor todo lo que necesitas? ¿Crees que tienes más
de lo que necesitas? ¿Tienes cerca a los que necesitas? ¿Echas de menos a
alguien? ¿Consideras que es ahora cuando los echas de menos y no la semana
pasada? ¿Cómo de lejos están los que necesitas? ¿Es por una cuestión tuya o
suya? ¿Cuánto crees que puedes aguantar así? ¿Ahora que no puedes hacer tu
actividad diaria la echas de menos? ¿Crees que tienes mejores cosas que hacer
ahora para pasar estos días? ¿Qué ocurre para que no te dediques a ellas?
¿Crees que no tienes nada mejor que hacer? ¿Te sientes desbordado por todo lo
que te invade por las redes? ¿Crees que sabes todo cuanto puedes saber sobre el
comienzo de esta crisis, los desencadenantes, la forma de contagio y como actúa
el virus?
Cuando
esto salto en China el panorama era poco menos que una gran carcajada
internacional, no exenta de algunos paranoicos que blasfemaban sobre teorías conspiranoicas,
de que si los americanos, que si los franceses. Pero lo cierto es que lo que
llegaba y lo que pasaba allí no era del todo cierto, ni se explicaba bien, ni
parecía de importancia. Pero la ola estalló y salpicó a todos, y en cuanto han
aparecido síntomas en Milán, París, Madrid hemos pensado, espera, que esto
puede ser verdad, pero ahh, es una gripe, me lo puedo permitir, o bueno eso
está pasando en Madrid pero aquí no llegará… es ahí donde se pone en duda el
civismo social: gente que arrasa con el material de los supermercados, gente que
huye de zonas de contagio, gente que se evita las colas de los conciertos o los
transportes pero sigue haciendo colas en las puertas de los supermercados,
gente que contraviene indicaciones sanitarias, gente que culpa a sus paisanos,
gente que culpa a los extranjeros, gente que culpa a sus vecinos, y al final el
resultado de todo eso es una ola de paranoia, de violencia y de desconfianza
hacia el vecino, hacia la sociedad y provoca una ola de malestar, de vacío en
la mirada, de un frío cetrino en el corazón.
Invito
a abrir los ojos, a relativizar, a no caer en un estado de alarma constante, a vencer el miedo y la crispación, a
cambiar hábitos, pautas, y mantener los que consideres/reflexiones que son
auténticos tuyos y de una verdadera necesidad, a que leas por favor lee, y
valora lo que lees, busca las fuentes, investiga y aprende… y considera que lo
que haces es importante fuera, y ahora dentro de tu casa y si no busca la
verdad, coge fuerzas y cuando salgamos de esto lucha por ella.
Yo sigo luchando por mis sueños.
Yo sigo luchando por mis sueños.
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