viernes, 27 de diciembre de 2013

Suena a inocentada...


Este 28 de diciembre se ríen más que nunca en tu cara, te cuelgan papelones que más bien parecen adoquines, año de máscaras de plasma que pudren el corazón de nuestra mordisqueada manzana a la luz de velas que suben, a poder ser, un 11% y recortan sombras dantescas sobre la pared. Se ven ojos por la calle sin esperanza, con crispación o gritando en silencio, cuerpos grises arrastrando los pies por las aceras desahuciadas de alegría y tradiciones. Terminamos el año pagando el pato, el pavo y el asno de un sistema de valores conservador a la altura de un patio de colegio cubierto por malas hierbas.

Este año hablamos demasiado y se nos olvidó pensar, enfrascados como estábamos en hacer la guerra por nuestra cuenta y en meter las narices donde no tenían que estar. No es culpa de nadie. Pero ese desfalco de humanidad ha hecho las paredes del foso muy grandes, muy oscuras y muy resbaladizas. Y el que mira desde el borde no tiene ningún escrúpulo en escupir hacia abajo ajeno a la certeza de que en cualquier momento otro como él lo va a empujar al fondo. Merienda de negros. Borregos que se las dan de cazadores, abuelitas que se disfrazan de lobo.

Y cada día que dejas de hacer algo es un día en que no evolucionas, y un día sin sonrisa es un día perdido, y cada vez que te quejas te quedas más en evidencia, con consuelos vestidos de sonrisa falsa y de sospecha. Y cada día que lloras más lejos está la orilla donde naufragar por las mañanas.

Aún es pronto para desear el año nuevo porque las inocentadas planean por tu cabeza, no obstante ya hice mi equipaje para entrar en el túnel del 2014. Una pequeña maleta de viaje donde guardo mis bolis y mis penas, un espejo para que los inconscientes se vean haciendo el tonto, una cascara de nuez donde guardar todo mi patrimonio, un libro en blanco donde seguir con empeño retratando un nuevo año cargado de visiones y un sombrero de titanio que me proteja la cabeza de malos pensamientos y deje flotar, como si fuera una pecera, mi pequeño huerto de ideas extravagantes.

Perdona que te dé la espalda, estoy persiguiendo estrellas…

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