Electores de universos mágicos y alternativos, sonrientes domadores
de enfados, saltimbanquis que hacen cabriolas sobre las penas, piratas de papel
que surcan raudos mares de lágrimas, magos que hacen chas y aparecen a tu lado,
músicos con decibelios de más, bailarinas que danzarían alegres toda la noche
sobre la punta de cuchillos, princesas de gominola con corona de fondant,
jugadores de cartas con un joker bajo la manga, archivillanos de tacón de
aguja, espadachines de pincel y grafito, actores que se toman más en serio los
papeles que sus vidas, porque vida no hay más que una y la preparación del
personaje es crucial para la función.
¿Cómo va a ser tu personaje? Vestirá bien, o mal, lucirá
sombrero, bajará en pijama a por el pan, ¿qué sabrá hacer en sociedad? Dibujar,
contar chistes, sólo sonreír y comer. ¿Qué hará cuando este solo? Disfrazarse,
tirarse por el suelo o ver la tele y masturbarse. ¿Qué dice cuando no dice
nada? Segrega péptidos a lo loco, regula su ritmo circadiano, inventa mundos
para su quiasma óptico o monta un fiestón en el hipotálamo.
Para 2014, he escrito una lista de pequeños placeres de
todas las vidas que me gustaría vivir: Tesorero de palabras nunca dichas,
esgrimidor de la presta zurda, extranjero en mi mente, lápiz mágico ante los
ojos escépticos, simulacro de tumba en montparnasse, ave de paso en
islas volcánicas, otoño en tu ojo, primavera en tu sonrisa, verano en tu
corazón, invierno en tu vaso…
¿Qué te deseo para el nuevo año? Que seas bestialmente tú,
que subas a las montañas de tu conciencia, que bajes a los infiernos de tus
deseos, que empañes el cristal de tus olvidos y saques brillo a la lámpara de
tu genio, te pidas tres deseos sólo para ti, y que dos se cumplan y uno no, para
que la ambición no te arrastre a la ceguera y a creer en genios, y otras
milongas, que van a cumplir lo que les pides. Pero si te pides poco a poco, puedes
aprender a conseguir la forma de cumplir honestamente lo que te propongas,
encajar las derrotas de algunos de tus deseos, poner chapas de colores bonitos
en tus defectos y llegar a convertirte en tu propio genio de magia inagotable.
Puedo decir que en mi año se han cumplido dos de las tres
cosas que me propuse, y no he conseguido alcanzar la felicidad pero, si la
alcanzara, tampoco sabría qué hacer con ella porque tampoco es un
trofeo para poner en una repisa. Y lo que no cumplí al menos sigue dando
vueltas disuelto en mi cabeza buscando alternativas, porque…
“de la Psique al
hecho, lo bonito es el trecho”.
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