“Es cierto, llega el Apocalipsis. Pero presta atención a mis
palabras… - Decía Quetzalcóatl en tono serio - porque para que haya un nuevo principio tiene
que haber un fin. Lo que los míos tratan de decir con sus cábalas es que se
acaba el reino de los injustos. Que las nubes de tormenta tronarán de aquí a la
eternidad sobre las cabezas de los ruines y ahogarán todas sus ideas. Llega el
amanecer de los justos, de los honestos y de los soñadores. La mejor espada
para esta lucha será la Palabra, el Grito, la Denuncia. Los mejores escudos
serán el Arte, el Conocimiento, el compartir Boca a Boca.
Volveréis a fabricaros armaduras de Cultura, aunque tengan que ser hechas a
base de retales recogidos en las calles, porque el Arte sale de las calles, no
de los palacios. Y volveremos a levantar catedrales del Conocimiento porque
para eso el pueblo es sabio y no dejará que una civilización desaparezca, como
la nuestra, por culpa de unos malos consejeros, unos malos líderes que se han
elegido entre ellos casi por mandato divino, como los nuestros.”
Mientras me lo contaba, miraba a la luna y las telas se
mecían con las primeras brisas del amanecer. Yo estaba empapado en sudor enredado entre las sábanas y no lograba encontrarme dentro de mi sueño, o quizás era una proyección
de su sueño. Había perdido toda perspectiva. Volví a oír la voz de Quetzalcóatl.
“Es la hora de repartir los dones para la humanidad. No como
propósito de año nuevo, sino como regalo para la nueva era… Doy a escritores
comprometidos palabras más afiladas que
la guadaña de la muerte, y dardos de emoción a los versos de los poetas. Doy paz
y nuevas fuerzas al trabajador incansable y más sabiduría a los que enseñan a
nuestros vástagos aunque se hayan quedado sin aulas donde predicar con el
ejemplo. Doy notas, acordes y talento a los músicos que no llenan estadios pero
cantan en las calles las nuevas buenas que han de venir, porque ahora las
calles están llenas. Doy torbellinos de energía a todo el que dance descalzo
porque sus pies estaban cansados. Doy caminos al caminante y senderos a los
perdidos. No doy nada al que mucho tiene y lo ha comprado con dinero. Doy la
palma de la mano negra al que se ensució cogiendo lo que no era suyo, al que
tomó y no pidió. Doy el grito al que vio algo que nunca debió suceder. Quito
todo y no doy nada al que se enardeció de ser más que los demás. Quito el oído
al que no quiso escuchar. Doy manos calientes y sanadoras a todo aquel que fue
parte de la Marcha Blanca, por el bien de los enfermos y que no dejó nunca de sanar las heridas de los demás. Doy tesón, fuerza y
pundonor al que siguió investigando, buceando en el Conocimiento, buscando
salidas a pesar de dar pasos en la oscuridad. Y lo que es más importante y
no abunda en vuestras leyes, doy la posibilidad a todo aquel que se sienta
excluido de esta lista que ingrese en ella buscando un hueco de la forma que
mejor le apetezca y por ello será bien acogido, tratado y aconsejado. Doy paz a las madres que no dejan de pensar en sus pequeños y a los que hacen trucos de magia doy papel y lápiz para que no escondan sus secretos y hagan sus trucos a la luz del día y para divertir, nunca para engañar.
Ese es el tipo de gente que sustentó a nuestro pueblo, los
que hicieron grandes y milenarios a los mayas, los que amasaron el
conocimiento, los que hablaron a otras civilizaciones de sus prójimos y escribieron
cosas encriptadas para que solo gente como ella pudiera leerlas. El resto de
cosas, llámese apocalipsis, alineaciones de planetas y demás parafernalia son
sólo cuentos para asustar a los niños a la luz de una hoguera.”
Mientras decía esta última frase, Quetzalcóatl empezaba a
diluirse y desapareció con el primer rayito de sol que entró por mi ventana. La
fiebre había desaparecido y aunque aún sigo teniendo malestar de estómago, mi
único pensamiento en ese momento se centraba en que si ese es el Apocalipsis
que nos espera… ¡Estoy deseando que llegué!
Me encantan esas palabras, ese apocalipsis de solidaridad...ese rescatar el arte de las calles y que cada uno potencie el suyo...que todos lo tenemos.Gracias por repartir magia con tus palabras y si asi son los apocalipsis ....que los haya todo los dias
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