Hoy es 21 de diciembre, el día más corto o lo que los
antiguos druidas llamaban “la larga noche”.
Llama a la puerta de nuestras casas
el solsticio de invierno, los antiguos guardianes de la naturaleza encienden
sus antorchas, todos caminan en silencio hasta el lugar donde el sol se pone,
Lugh se ha ido a dormir, y la oscuridad nos cubre con su manto de estrellas, en
silencio, en paz.
En Samhain celebramos el término de la temporada de cultivo.
Hoy agradecemos el renacimiento de la luz, es la época sagrada en la que damos
la bienvenida a la oscuridad y celebramos lo que comúnmente se conoce como el
fuego generador de todo, el cuarto elemento, el ave fénix. Es el primer susurro
de la posibilidad de otro ciclo de cultivo, la primera luz que manifiesta el
alargamiento de los días.
Por eso esta noche quiero invitaros a una celebración donde
los bardos sacarán sus instrumentos, los ovates vaticinarán lo que está por
venir viendo la forma de las nubes y el vuelo de los pájaros y los druidas pedirán
por vosotros a Lugh y a Cernunnos la regeneración de vuestros deseos y el
florecimiento de las nuevas ideas. Nada es azaroso, todo funciona así, toda
energía bien entendida confluye en un mismo punto, en un mismo centro. Hoy
multitud de Neodruidas se reúnen en Stonehenge al caer la noche para que florezcan sus miradas bajo un manto de estrellas,
y hablarán de sus deseos, de lo que está por venir.
Hagamos de esta reunión la celebración del renacer, de
druidas vagando otras vidas y surcando los caminos de la Senda.
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